La comarca del Bierzo
El Bierzo, comarca leonesa en el límite con las provincias de Oviedo, Lugo y Orense, es una tierra singular por sus condiciones físicas y su pasado histórico. El relieve -una fosa tectónica de elevadas cadenas montañosas que circundan una ondulada planicie surcada por numerosos ríos jerarquizados en torno al Sil- y el clima suave con abundantes precipitaciones, peculiarizan al Bierzo, tierra que goza de una gran riqueza arbórea y arbustiva, fértiles campos de cultivo y plantaciones de viñedo. Lugar de paso entre la Meseta y Galicia, el Bierzo se ha visto asentarse a lo largo de los siglos a gentes diversas, que han dejado su impronta y un rico patrimonio histórico y monumental. La personalidad e idiosincrasia de sus habitantes ha sido reconocida a lo largo de la historia -condado del Bierzo, provincia de Villafranca del Bierzo-, siendo hoy la única comarca de la Comunidad de Castilla y León que goza de un Estatuto Comarcal y gobierno propio, el Consejo Comarcal. Cuenta con 145000 habitantes.
Los símbolos: escudo y bandera
El Bierzo, como tal comarca, nunca ha contado con símbolos propios. Hubo que esperar al siglo XX para que el Consejo Comarcal encargara los informes y el diseño con los que ahora cuenta.
Los símbolos locales
Durante siglos no hubo más que símbolos locales o de concejos, quizá porque entre estos y el reino no había otras instancias políticas o si las hubo, como el condado y tenencia, no parece que los necesitasen. Así el Cartulario de Carracedo describe algunos de ellos, que pendieron de documentos medievales: Ponferrada, Villafranca, Bembibre. Se trata de sellos de concejo con una figura heráldica y un texto en derredor: sigillum concilii Pontisferratae. Algunos de estos pasaron a la heráldica municipal ya en la Edad Moderna, como el de Ponferrada.
Hubo además una larga tradición de pendones y pendonetas, en unos casos concejiles, en otros de cofradías religiosas, que se enarbolaban en los alardes, fiestas, romerías y procesiones. Muchos de ellos, que se habían perdido por falta de uso en los dos últimos siglos, han sido recientemente recuperados. Como la mayoría de los pendones leoneses, suelen ser de vistosos colores, generalmente en bandas, en los que predominan el verde, azul, morado y rojo.
Sin embargo, es extraño que ni el Condado del Bierzo, ni sobre todo el Corregimiento de Ponferrada hayan contado con escudo propio, a no ser que tomemos por tal el escudo de la propia villa o el del concejo, es decir el puente entre dos torres. Por el contrario sí hubo pendón, que en el siglo XVII se describe así, en el lado derecho llevaba las armas de Castilla y León y en el otro lado las armas de la villa; es decir, un puente entre dos torres.
Tampoco la Provincia de Villafranca del Bierzo, su gobierno y diputación, tuvieron escudo propio ni bandera. Tal vez se deba al poco tiempo en que dicha provincia estuvo vigente, un año aproximadamente, y a sus dificultades por los enfrentamientos entre realistas y liberales. Los sellos que se utilizaron, con el escudo de Castilla y León, tienen forma oval y se organizan en cuatro cuarteles con dos leones y dos castillos con un texto alrededor, que alude al gobierno provincial y al de la diputación.
Solo con el Estatuto de Comarcalización, el gobierno comarcal del PSOE, bajo la presidenta de Rita Prada, se preocupó por tales símbolos para así poder identificar con ellos a la comarca. Para eso se encargó la elaboración de un escudo y, posteriormente, de una bandera.
El escudo
El escudo lo diseñó José Antonio Balboa de Paz en 1998. Como no existía antecedente alguno, se propuso que se recogieran los aspectos más característicos de la comarca. En el campo del escudo, la Cruz de Peñalba, por ser un elemento muy significativo de nuestra historia. Tal cruz fue donada al monasterio de Peñalba por el rey Ramiro II tras la batalla de Clavijo. Al mismo tiempo es un símbolo de la historia monástica de la llamada Tebaida Berciana, por los casi 40 monasterios de repoblación que hubo aquí, y por el Camino de Santiago que atraviesa la comarca de este a oeste.
En la bordura se representan las dos actividades más importantes del Bierzo: el viñedo y la minería, cuya historia se remonta en ambos casos a época romana, pero que tuvieron luego un gran desarrollo hasta nuestros días: el vino por su propagación por las órdenes monásticas, la minería porque a la del oro romana siguieron las del hierro y el carbón; al mismo tiempo, ambas actividades simbolizan el Bierzo Bajo (el viñedo) y el Bierzo Alto (la minería).
De este modo el escudo se describe así: de gules, cruz de Peñalba de oro. Bordura componada de azur, símbolos de la minería de oro; de plata, hoja de vid de sinople. Al timbre, corona real cerrada.
La bandera
La bandera, una vez que se hubo aprobado el escudo en 1999, también fue diseñada por el historiador José Antonio Balboa de Paz. En este caso había algún precedente. En primer lugar, el Partido del Bierzo popularizó una bandera con los colores blanco y azul en dos triángulos rectángulos unidos por su hipotenusa. Al parecer dicha bandera la diseñó un grupo que en 1978 redactó una Manifiesto Berciano con la intención de que la Constitución, que se discutía entonces, recogiese la antigua provincia del Bierzo, sin éxito.
Tales colores, en la intención de sus promotores, aluden a los de la bandera gallega (tal vez por lo de la quinta provincia de la que habla Castelao), o porque franjas blancas y azules son los colores de la Ponferradina, el equipo de fútbol local. También la Deportiva Cacabelense utilizaba un uniforme con pantalón blanco y camiseta azul.
Se informó al gobierno comarcal de que, como en otros casos, por ejemplo el País Vasco, cuya bandera es la del PNV, se podría utilizar esa bandera azul y blanca incorporándole el escudo aprobado. En una reunión con los dirigentes de los tres partidos representados en el Consejo Comarcal (PSOE, PP y UPL): Rita Prada, Eduardo Fernández y Melchor Moreno, aconsejaron no utilizar tal bandera ni sus colores. Debería diseñarse una nueva.
Al hablar de los pendones, se ha olvidado un dato relevante: existía un pendón histórico, cuyos orígenes se remontan probablemente al siglo XVI, y que fue utilizado durante la Guerra de la Independencia por los Tiradores del Bierzo, una unidad que participó activamente en varias batallas de esa contienda: es el Pendón de Lanzas.
Tal pendón se conserva en el Museo del Ejército (Madrid) y se describe de esta forma: “Es de seda adamascada, con dos picos y puntas blancas flanqueadas por bandas rojas, que van desde los extremos de los citados picos hasta el asta formada por una cruz de San Andrés. A los lados de ella y superpuestas, las figuras de un castillo y un león (...). Lleva cosida y también superpuesta una estampa en tela de la Virgen de la Encina (...).
Existen algunas réplicas, como la que se guarda en el consistorio de Ponferrada y la que utiliza un grupo de Tiradores del Bierzo, que participa en representaciones históricas de la conocida como "Batalla de Cacabelos", que en enero de 1809 enfrentó a franceses e ingleses en dicho pueblo, y que la lleva como bandera o guión, tanto en esa conmemoración como en otras recreaciones de la Guerra de la Independencia en las que participa.
La propuesta consistió en eliminar las representaciones de Castilla y León y añadirle el escudo del Bierzo. Se presentaron al Consejo Comarcal algunos diseños conjugando el pendón de Armas con la bandera del Partido del Bierzo, pero fue rechazado, como ya habían dicho. Estaban de acuerdo con el pendón de armas y con el escudo del Bierzo en su centro, pero no con los colores partidistas azul y blanco.
Cuando esta bandera, antes de ser aprobada, apareció en la prensa, se produjeron opiniones enfrentadas de forma que el Consejo Comarcal no la aprobó, dejándola en suspenso hasta unas nuevas elecciones.
Las elecciones no cambiaron las cosas. El nuevo presidente, Jesús Esteban Rodríguez, tomó la decisión de unir la bandera propuesta con el Pendón de Armas referido, en una sola con el escudo en el centro, algo que José Antonio Balboa de Paz ya había presentado anteriormente al Consejo Comarcal, sin éxito. Esa es la bandera del Bierzo que el nuevo Consejo Comarcal aprobó, y con la que hoy mucha gente se siente identificada.
Etimología del Bierzo
Ponencia de Valentín García Yebra – Congreso cultura berciana (162-164)
Otra etimología falsa, pero muy simpática, se refiere al nombre de nuestra comarca, Bierzo. Cuando yo tenía doce o trece años, leí en el Álbum-Recuerdo de la Coronación de Ntra. Sra. De la Encina, cuya 2ª ed. se publicó en Ponferrada el año 1908, un breve artículo del entonces obispo de Jaca y luego arzobispo de Tarragona D. Antolín López Peláez, titulado "El nombre del Bierzo". Comenzaba así:
"Vendrá, no lo dudo, del romano Bergidum el nombre de la más hermosa región de España. Pero bien podría, si tan antiguo no fuera, derivarse de vocablos españoles; pues ningún otro país con mayor razón antonomásticamente merece decirse verde vergel”.
Esta falsa etimología de Bierzo está ya en el libro de Acacio Cáceres Prat, "El Bierzo. Su descripción e historia. Tradiciones y leyendas", Madrid, 1883, y sin duda es anterior a esta fecha, pues Cáceres Prat la da como sabida. En la pág. 78 leemos: “El delicioso Vierzo (que vergel significa)…”. Don Antolín no inventa esta etimología, pero se inclina a aceptarla. Vergel es la palabra que nuestro ilustre paisano, enamoradísimo del Bierzo, glosa en los dos párrafos centrales de su artículo:
“Vergel -dice- sobre todos amenísimo es el Bierzo; canastilla de flores, nido de poesía, paraíso de hermosura, égloga viviente… Vergel, cuyas flores tienen particular aroma, […] y al nacer el día […] levantan la frente coronada con las perlas de la aurora, lágrimas de la noche, cual si la noche llorara cada vez que se despide de ese vergel incomparable de delicias y de encantos, denominado, como único y por excelencia, el vergel, el Bierzo”.
Don Antolín sabe que Bierzo, etimológicamente, no tiene nada que ver con vergel; pero hace como si no lo supiera, y retóricamente finge una etimología que, siendo falsa, resulta bonita. Cuando leí su artículo por vez primera quedé convencido de que Bierzo venía de bergidum, palabra latina que significaba vergel. La verdad es que Bergidum no significa eso. Vergel no tiene nada que ver con Bergidum. Vergel viene del francés verger, que a su vez procede del latín viridarium, derivado de viridis “verde”. Verde vergel sería, pues, un conjunto redundante, algo así como si dijéramos verde verdura. Probablemente, don Antolín asoció con Bergidum el adjetivo Flavium, que efectivamente completa el nombre de la capital de nuestra región. Pero Flavium no significa "verde", sino "rubio", y era el cognomen de una familia romana a la que pertenecieron tres emperadores: Vespasiano, Tito y Domiciano, que ocuparon el trono desde el 69 al 96 d. de C., y fueron los que apellidaron "flavias" a muchas ciudades de España y de otros países, sin tener en cuenta la amenidad o aridez del paisaje que las rodeaba, para perpetuar el nombre de la familia.
Prescindamos, pues, de Flavium y atengámonos a Bergidum. Bergidum era en latín un préstamo del celta, es decir, una palabra tomada por los romanos de esta lengua, en la que berg, como también un lenguas germánicas, significaba "monte". Pero ¿cómo se cambió berg en Bergidum? La obra de Tomás Mañanes "El Bierzo prerromano y romano", León, 1981, que probablemente conocen muchos de ustedes, dice en la pág. 2013 que la segunda parte de Bergidum, es decir, -dum, significa "espacio cercado por una pendiente" y designa al emplazamiento de los oppida célticos, "con lo cual –añade- asimila su sentido al de –dunum, por lo que la terminación –dum viene a indicar un poblado fortificado de tipo castro".
Esta obra del Dr. Mañanes está bien documentada y se apoya en una gran masa de bibliogafría. Pero, a mi juicio, su interpretación de la terminación –dum no es acertada. Si –dum tuviera el mismo significado que el componente celta –dunum, significaría también "monte", "altura", según J. Pokorny, Indogermanisches Wörterbuch, pág. 263, una de las fuentes citadas por Mañanes. Tendríamos entonces en Bergidum una redundancia parecida a la de verde vergel, porque sus dos partes significarían "monte".
Yo pienso que la terminación de Bergidum no es –dum, sino –idum, y no es celta, sino latina. A la raíz celta berg-, que significa "monte", añadirían los romanos la terminación latina –idum, neutro de –idus, -ida, -idum, sufijo que indicaba la calidad de lo significado por la raíz a la que se añadía: si a la raíz lep-, de lepos, que significa "gracia", se le añade el sufijo –idus, tenemos el adjetivo lepidus, que significa "gracioso"; si a la raíz sap-, de sapor, que significa "sabor", se añade el mismo sufijo, resulta sapidus, "sabroso"; si a la raíz berg-, "monte", se añade –idus, tenemos bergidus, cuyo significado es "montuoso" o "montañoso". El género neutro, bergidum, se deberá al sustantivo calificado por el adjetivo: territorium. Territorium bergidum sería, pues, según mi hipótesis, en los primeros tiempos de la ocupación romana, el nombre de nuestra región, que siglos más tarde se llamó, todavía en latín, Territorium bergidense. Y su población más importante recibiría el nombre del territorio, no éste el nombre de aquella, a la que, por lo demás, si estaba situada, como se cree, en el Castro de la Ventosa, se le aplicaría con propiedad el nombre de castro, pero no el de monte, pues no es tanta su altura.
Que el nombre pudo pasar del territorio a la población lo prueba otro ejemplo bien próximo y absolutamente claro. Astorga, como es sabido, se llamaba en latín Asturica. El nombre completo era Asturica Augusta, como el de Bergidum, Bergidum Flavium. Pues bien, Asturica fue en su origen un adjetivo femenino, derivado de Asturia, que era el nombre del territorio. Que Asturica sea femenino y Bergidum neutro se debe sin duda a que el adjetivo asturica se aplicó al sustantivo urbs "ciudad" (urbs magnifica llama Plinio a Astorga en el siglo I de nuestra Era), mientras que la población llamada Bergidum debió de ser un poblado pequeño aunque fortificado.
Queda por explicar la transformación de Bergidum en Bierzo. Según Menéndez Pidal, Gramática histórica, 47, 2b, RG da RZ; así, spargere da esparcir, y argilla da arcilla. Don Ramón no explica más. Rafael Lapesa, consultado por mí, se inclina a la evolución siguiente: Bergidu da Biérzedo; Biérzedo pierde la vocal postónica y se convierte en Bierzdo, y Bierzdo se transforma en Bierzo, como rezdar (de recitare) se transforma en rezar, y plazdo (de placitu), en plazo. Esta evolución sufre alguna vacilación en las etapas intermedias, como Bérizo, que puede verse en documentos del Tumbo viejo de San Pedro de Montes, y que desembocaría también en Bierzo por diptongación de la e breve acentuada y pérdida de la i postónica.
Todas estas disquisiciones sobre el origen, el significado y la evolución de la palabra Bierzo ponen de manifiesto lo difícil y complicada que es la etimología de los topónimos.
Otras veces, la etimología es de suyo fácil. Pero causas extracientíficas pueden complicarlo todo. Una de estas causas es el patriotismo local mal entendido. Aquí, en el Bierzo, tenemos algún ejemplo. No quisiera ofender ni molestar a nadie; pero me siento obligado, por amor al Bierzo, a puntualizar algunas cosas, porque la exaltación sin fundamento, lejos de dar gloria a lo alabado, puede ponerlo en ridículo.
Ortografía de la denominación Bierzo
Según la R.A.E. y D. Valentín García Yebra (Académico de la Lengua), el artículo que precede al nombre de las comarcas se escribe con minúscula ("la Alcarria", "el Penedés", "el Bierzo"...) y realiza contracción con regularidad: "vinos del Penedés". El artículo no forma parte del nombre propio en estos casos.